lunes, 28 de mayo de 2012

Hoy me siento tan azul...



    Hoy me volví a sentir triste, como ya hace mucho tiempo no me sentía...

   De nada sirve poner mil barreras, simular que algo no importa, ¡querer realmente que algo no importe! Tratar de controlar los sentimientos... No se puede, al menos hoy me dí cuenta (nuevamente y finalmente) que por más que intente ser fría, más lógica, más práctica, mis sentimientos son tan profundos y densos, que irremediablemente afloran y me traicionan. Y es ese tal vez mi problema (y seguramente también el de otras personas) el querer ser una súper mujer: fuerte y lógica, capas de controlar (al menos) sus propias emociones.
   Agota, tratar de ser quien no soy, porque por más que traté de autoconvencerme, no soy una persona de hierro, sí me he vuelto más fuerte con los años, pero no más dura. En el fondo sigo siendo el volcán de emociones y sentimientos de antes, que hoy hicieron erupción y me queman, creo que el reprimirlos por tanto tiempo les ha dado más fuerza (como ocurre con la gente que también es reprimida, no?)
  Y pasé el resto del día culpándome y luego disculpándome (cíclicamente), por no haber visto algo que ahora se me hace tan obvio. Y pasé gran parte del día tragándome las lágrimas orgullosamente y que ahora libremente y sin culpa, derramo sobre el teclado.
  Sólo agradezco (ahora) a mi amigo, por hacerme esto. Él ni se imagina lo que provocó y lo más probable es que no lo sepa jamás (aunque “jamás” es una palabra demasiado pretenciosa), ya no tiene sentido que lo sepa. Lo “divertido” es que al principio busqué todas las excusas para culparlo, me molesté con él y se lo dije, le dije que él actuó mal, critiqué sus motivaciones y su actuar, pero ahora ya más tranquila, me doy cuenta que la gran culpable en realidad fui yo.

  Hoy aprendí que tal vez sea mejor tener una parada menos soberbia ante la vida y ser más honesta con mis propios sentimientos. Hoy aprendí que me seguiré equivocando siempre, que no es bueno buscar la perfección (porque en la imperfección esta la belleza y la poesía de vivir), y que de los errores no sólo se obtiene desánimo y lagrimones, si no que también cambios enriquecedores y renovadores, una oportunidad para crecer y aprender

  Ahora sólo me queda aprender a querer a mi amigo, con un cariño mayor o distinto al que se le tiene a un amigo, sin ser retribuida de la misma manera... 


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