Hoy me volví a sentir triste, como ya hace mucho tiempo no me sentía...
De nada sirve poner mil barreras, simular que algo no importa, ¡querer
realmente que algo no importe! Tratar de controlar los sentimientos... No se
puede, al menos hoy me dí cuenta (nuevamente y finalmente) que por más que
intente ser fría, más lógica, más práctica, mis sentimientos son tan profundos
y densos, que irremediablemente afloran y me traicionan. Y es ese tal vez mi
problema (y seguramente también el de otras personas) el querer ser una súper
mujer: fuerte y lógica, capas de controlar (al menos) sus propias emociones.
Agota, tratar de ser quien no soy,
porque por más que traté de autoconvencerme, no soy una persona de hierro, sí
me he vuelto más fuerte con los años, pero no más dura. En el fondo sigo siendo
el volcán de emociones y sentimientos de antes, que hoy hicieron erupción y me
queman, creo que el reprimirlos por tanto tiempo les ha dado más fuerza (como
ocurre con la gente que también es reprimida, no?)
Y pasé el resto del día culpándome y luego disculpándome (cíclicamente), por
no haber visto algo que ahora se me hace tan obvio. Y pasé gran parte del día
tragándome las lágrimas orgullosamente y que ahora libremente y sin culpa,
derramo sobre el teclado.
Sólo agradezco (ahora) a mi amigo, por hacerme esto. Él ni se imagina lo que
provocó y lo más probable es que no lo sepa jamás (aunque “jamás” es una
palabra demasiado pretenciosa), ya no tiene sentido que lo sepa. Lo “divertido” es que al principio
busqué todas las excusas para culparlo, me molesté con él y se lo dije, le dije
que él actuó mal, critiqué sus motivaciones y su actuar, pero ahora ya más
tranquila, me doy cuenta que la gran culpable en realidad fui yo.
Hoy aprendí que tal vez sea mejor tener una parada menos soberbia ante la
vida y ser más honesta con mis propios sentimientos. Hoy aprendí que me seguiré
equivocando siempre, que no es bueno buscar la perfección (porque en la
imperfección esta la belleza y la poesía de vivir), y que de los errores no sólo
se obtiene desánimo y lagrimones, si no que también cambios enriquecedores y renovadores,
una oportunidad para crecer y aprender
Ahora sólo me queda aprender a querer a mi amigo, con un cariño mayor o
distinto al que se le tiene a un amigo, sin ser retribuida de la misma manera...
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